Durante la década de 1790, España hizo un esfuerzo en varios frentes por consolidar su frontera norte de la Nueva España. Debido al tratado de Fontainebleau, España había extendido la frontera de la Nueva España hasta el río Misisipí con la cesión de la Luisiana
Esa frontera, tras la guerra de Revolución Americana, estuvo consolidada durante dos décadas.
Sin embargo, tras el Misisipí se abría la vastedad de las grandes llanuras. Y más al norte, las posesiones inglesas de la Tierra de Rupert.
La Tierra de Rupert era la entidad territorial de la concesión británica de la Compañía de la Bahía de Hudson, una empresa mercantilista. La Hudson Bay Company (HBC) ejercía plena autoridad sobre el territorio. Tenía hasta su ejército privado, su flota. Y por supuesto, su pabellón.
La Tierra de Rupert y la Luisiana tenían algo en común: eran territorios proclamados sobre cuencas fluviales. La primera era la Cuenca de la Bahía de Hudson. La segunda, la cuenca del Misisipí. Cuando España adquiera la Lusiana por el Tratado de Fontainebleau, Francia le cederá la cuenca occidental del Misisipí. Ambos territorios tenían su divisoria en una zona que corresponde muy grosso modo con la frontera actual de USA y Canadá.
Pues bien, ya en la década de 1780 acudían tramperos desde Montreal al territorio de soberanía española para comerciar con los indios. A la corona española no le quedaba más que tolerarlo por falta de medios. El problema vino cuando estos tramperos se asocian. Deseando oponerse a la HBC, los tramperos de Montreal, mayoritariamente franceses, crean su propia compañía, la North West Company (NWC). Ambas compañías competirán entonces encarnizadamente por el mercado.
La NWC había buscado nuevos mercados de pieles, y los había encontrado en un territorio lejano, entre los indios Mandan del Misuri.
La HBC entrará en competición con ellos, y se adentrarán por primera vez en un territorio fuera de la cuenca de la Bahía, más allá de los límites de la concesión de la Corona británica.
Las noticias llegan hasta San Luis, capital de la alta Luisiana española, a través de mercaderes que comerciaban por el Misuri. El gobernador, Baron de Carondelet, decide convocar a comerciantes influyentes de la ciudad, y organizan en 1793 una compañía comercial, la “Compañía Comercial para la exploración de las naciones del Alto Misuri”, o Compañía del Misuri. Se trataba de un monopolio comercial por 10 años, que otorgaba el Barón en representación de la Corona a cambio de fortificar el río Misuri.
Pero no se trataba ya solo del Misuri. Entre las tareas de la Compañía estaba alcanzar el Pacífico, y abrir una ruta hasta Oregón. ¿Se acuerdan del Territorio del Oregón? Eso es, los asentamientos de Nutca y Neah Bay, contemporáneos de estos hechos.
Total, la Compañía del Misuri organizará hasta tres expediciones remontando el Misuri, abriendo rutas y fundando puestos comerciales. La más importante será la tercera, liderada por un súbdito español de origen escocés, James Mackay. Conocido también por el españolizado Diego. Le acompañará como lugarteniente un galés también naturalizado español, John Evans, que tendrá además unas motivaciones particulares asombrosas.
Partirán en agosto de 1795 de San Luis, con 30 hombres y muchos productos para comerciar con los indios, a bordo de cuatro barcazas. El objetivo en su primera fase era consolidar la ruta comercial hasta los poblados Mandan y expulsar de ahí a los comerciantes ingleses. La segunda fase debía ser abrir la ruta al Pacífico. Fase que no se puedo realizar, pero que acumuló tal cantidad de información que bien pudo haberse conseguido, si no hubiese mediado la venta de la Luisiana a Napoleón.
En su ruta establecieron un puesto comercial entre los indios Otos, en la desembocadura del Platte, cerca del actual Bellevue, Nebraska. En noviembre de 1795 contactaran con el jefe Pájaro Negro, de los Omahas – indios Majas, para los españoles – que les cederá tierras. Cerca del gran asentamiento de Ton wan tonga (viene a ser «Villamayor») construirán, por cortesía del jefe, Fuerte Carlos y un puesto comercial. Del hecho existe placa conmemorativa, en la vecindad de Homer, Nebraska.
Pájaro Negro resultó ser bastante absorbente, y Mackay debe permanecer en Fuerte Carlos, pero mandará a Evans en avanzada.
Evans logra esquivar a los peligrosos Sioux, que solían paralizar la navegación en su tramo del río. Tras una estancia entre las tribus aikaras, en Dakota del Sur, dejando un puesto comercial, llegará a los indios mandan el 23 de septiembre de 1796.
Los mandan, y sus vecinos los hidatsa, tenían montado un prospero emporio en la confluencia del río Knife con el Misuri. Todavía se conserva como parque parte de ese complejo de aldeas, cerca de Stanton, Dakota del Norte.
Como primer acto de soberanía, Evans se dirigió al puesto de la NWC, arrió la bandera e izó la bandera española, posesionandose del puesto. Rebautizó el nombre del puesto como Fuerte Mackay, siendo la posesión más al norte del interior de la Luisiana.
Para hacernos una idea, está es la distancia que viajaron a lo largo del Misuri, hasta la mismísima curva que le hace ir en dirección Este-Oeste.
Evans entregó medallas a los jefes indios, así como uniformes, abalorios, y diplomas de amistad similares a este:
Evans permaneció comerciando con los indios mandan durante seis meses. Y tuvo que lidiar con varios asuntos. El primero fue el de hacer saber a la NWC y la HBC que España no permitía el comercio con los indios mandan. Confiscó las mercancías de empleados de ambas compañías, y los envío de vuelta con sendas cartas a los puestos comerciales del Assiniboine, en Manitoba. Los empleados, siguiendo de vuelta su ruta de 150 millas hacia Brandon House, en el Assiniboine, entregaron las cartas. En ellas se decía que quedaba «prohibida la entrada a los extranjeros, especialmente a los súbditos británicos, en las tierras de soberanía española otorgadas en concesión a la Compañía Comercial del Alto Misuri». Esto suscitó un intercambio epistolar entre James Sutherland, comandante del puesto de la HBC en Brandon House, y el propio Evans. Sutherland sabía que la posición de la HBC era débil jurídicamente, con lo cual intentó debilitar comercialmente la presencia de Evans.
Otro de los retos a los que tuvo que hacer frente Evans fueron los intentos de asesinato instigados por el agente de la NWC entre los indios mandan. En dos ocasiones se atentó contra su vida, pero Evans contaba con el apoyo de los jefes mandan… hasta que se acabaron las mercancías.
En la primavera de 1797, comienza su camino de retorno a San Luis. Llevará consigo mapas muy valiosos, y la promesa de fidelidad de los indios Mandan al rey Carlos IV. No sin antes terminar en una pelea a puñetazos, de acuerdo con una relación del agente afectado de la NWC, defendiendo su monopolio. Llegará a San Luis en julio de 1797. Mackay había llegado dos meses antes.
Con la información de la expedición de Mackay y Evans, Soulard elaboró precioso mapa del territorio de las grandes llanuras. En él queda reflejada la nueva ruta comercial española.
El viaje de Mackay y Evans fue fuente valiosísima de información para Lewis y Clark, hasta los poblados mandan, que realizarán 8 años después. Y no solo hasta ahí. Evans había recogido toda la información sobre el Misuri hasta su nacimiento en las Rocosas, y elaboró un mapa esquemático con la misma. Los afamados exploradores americanos se habían hecho con esa información mientras invernaban en Cahokia, frente a San Luis, esperando la toma de posesión del territorio de manera formal por parte de Estados Unidos.
Bonus track: la bandera de Dakota del Norte tiene relación con España.
100 años después, un regimiento de soldados del territorio de Dakota del Norte luchó bajo esta bandera en la guerra de Filipinas. Cuando se aceptó su ingreso como estado de la Unión, quisieron que la bandera regimental fuera la del Estado. Una bandera levantada contra España. Facts of life.